*Es un fallo cardiorrespiratorio que se produce ante la diferencia de temperatura entre el agua y el cuerpo humano
*La principal recomendación es dejar que el organismo se adapte gradualmente, sumergiéndose poco a poco
Redacción/ Periodismo Sin Reserva
¿Qué es el síndrome de inmersión?
También conocido como “hidrocución”, o más habitualmente como “corte de digestión”, es un fallo del sistema cardiorrespiratorio que se produce cuando hay un choque térmico derivado de una inmersión en el agua, ante la diferencia de temperatura con el cuerpo humano. Así, puede procudirse un síncope y la pérdida del conocimiento, con el consiguiente riesgo de ahogamiento. En casos extremos, el choque puede incluso provocar la muerte súbita.
Síguenos en nuestras redes sociales: Facebook, Twitter, Instagram y TikTok
Ante ese cambio abrupto, el cuerpo trata de mantener su temperatura enviando más sangre a los vasos sanguíneos para conservar el calor, lo que provoca que el cerebro y el corazón tengan menos sangre con la que funcionar. Se puede llegar a producir entonces un mareo momentáneo, la pérdida de conocimiento y, en última instancia, un paro cardíaco.
¿Tiene que ver con el proceso digestivo?
Aunque tradicionalmente se le ha llamado “corte de digestión”, lo cierto es que no guarda relación con la interrupción digestiva. Sin embargo, si el baño se lleva a cabo inmediatamente después de comer, al choque térmico se le suma que la sangre que en ese momento está trabajando en la digestión, por lo que aumentan las posibilidades de que ese ‘shock’ se produzca. Por este motivo, muchos expertos recomiendan no bañarse en las dos horas siguientes a la comida, especialmente si la ingesta ha sido copiosa.
Así, el cuerpo tiene más riesgo de sufrir hidrocución si ha estado mucho tiempo bajo el sol, por lo que su temperatura ha aumentado considerablemente, pero también si se está haciendo la digestión.
¿Qué hay que hacer para evitarlo?
La principal recomendación que hacen los especialistas es dejar que el organismo se adapte gradualmente al cambio de temperatura entre el exterior y el agua, evitando alteraciones bruscas. Por ello, es conveniente meterse poco a poco en el agua, y mojándose antes los brazos, las muñecas, la nuca...
Desde el Ministerio de Sanidad también recuerdan que los niños pueden ahogarse con “mayor rapidez” que los mayores, por lo que “no hay que perderles de vista en ningún momento”. También es importante intentar bañarse en la playa o en la piscina siempre acompañados.
¿Qué factores predisponen a sufrir este síndrome?
Según explica el Ministerio de Sanidad, existen una serie de factores predisponentes a sufrir una hidrocución:
- Baños de sol prolongados
- Insolación previa al baño
- Ejercicio intenso previo al baño
- Digestiones lentas por alimentación copiosa
- Falta de costumbre al agua fría
¿Por qué se produce el síncope?
En este sentido, no hay respuestas concretas, aunque el propio Ministerio de Sanidad indica que existen tres teorías para intentar explicar el proceso, especialmente aquellos que desembocan en un desenlace fatal:
- Puede ser consecuencia de un reflejo inhibidor de la respiración y de la circulación, produciendo una vasoconstricción severa, desencadenada por el contacto brusco de la piel con el agua fría, lo que provocaría un shock hemodinámico (una afección potencialmente mortal que se presenta cuando el cuerpo no está recibiendo un flujo de sangre suficiente).
- Estimulación del nervio vago como consecuencia del contacto del agua fría con las mucosas nasofaríngeas, provocando un espasmo de la laringe que impide que el aire entre en los pulmones. El nervio vago se extiende desde el tronco cerebral hasta el abdomen, y es esencial para la regulación de muchas funciones del organismo, como la frecuencia cardíaca, la respiración o la digestión.
- Se baraja también la posibilidad de que se trate de una descarga brusca de histamina y sustancias afines. La histamina es una molécula producida por el organismo humano que regula algunas funciones del estómago y actúa como neurotransmisor en el sistema nervioso central.