Un estudio publicado esta semana en Nature revela que las muestras recogidas por la misión china Chang’e-6 en la cara oculta de la Luna han proporcionado nuevos datos que desafían teorías científicas previamente aceptadas sobre la evolución del campo magnético lunar.
El análisis de 1.935,3 gramos de material lunar, traído a la Tierra en junio, muestra un inesperado resurgimiento en la intensidad del campo magnético hace 2.800 millones de años. Este fenómeno ocurrió después de un brusco declive registrado 300 millones de años antes, contradiciendo la teoría predominante de que el campo magnético lunar permaneció en un estado de baja energía tras dicho declive.
Fragmentos de basalto analizados por el Instituto de Geología y Geofísica de la Academia China de Ciencias revelaron un aumento en las intensidades paleomagnéticas, lo que sugiere una reactivación del magnetismo lunar. Según los científicos, este resurgimiento podría atribuirse a cambios en las fuentes de energía primarias o a la revitalización de fuerzas internas que impulsaban el mecanismo magnético.
Este es el primer registro paleomagnético obtenido de la cara oculta de la Luna, proporcionando información valiosa sobre las etapas intermedias de la evolución del campo magnético lunar. Actualmente, el satélite carece de un campo magnético global, pero se cree que tuvo un magnetismo similar al terrestre entre hace 4.200 y 3.500 millones de años, antes de extinguirse por completo hace aproximadamente mil millones de años.
Hasta ahora, los datos sobre el campo magnético lunar se centraban en periodos anteriores a los 3.000 millones de años, dejando un vacío en el conocimiento sobre sus fases intermedias y finales, especialmente en la cara oculta.
El programa espacial Chang’e, nombrado en honor a una diosa lunar de la mitología china, ha sido clave para estos descubrimientos. Desde su inicio en 2007, ha logrado importantes hitos, como el primer alunizaje exitoso en la cara oculta de la Luna con la misión Chang’e-4 en 2019 y la reciente recolección de muestras lunares con la Chang’e-6.
Estos avances subrayan la creciente inversión de China en su programa espacial, que también incluye la construcción de su propia estación espacial, consolidando su posición como uno de los líderes en la exploración del espacio.