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jueves, septiembre 19, 2024

Entre gobiernos omisos, taxistas de Acapulco sufren ataques del narco desde 2005

Líderes transportistas y conductores de taxis y Urvans hablan de la crisis de seguridad que padecen los acapulqueños, la cual tiene dimensiones inéditas en plena reconstrucción del puerto tras la devastación causada por el huracán “Otis”

Acapulco. – Con la reconstrucción a cuestas tras la devastación causada por el huracán Otis, la delincuencia organizada reactivó la extorsión contra el transporte público del puerto, un sector que comenzó a carcomerlo desde hace 20 años.

A destiempo, los gobiernos estatal y municipal y las corporaciones de seguridad pública –y militares– han respondido con paliativos ante la falta de transporte público: prestando patrullas para llevar a usuarios extranjeros y locales o instalando fugaces recorridos de vigilancia que no frenan la crisis de seguridad.

En los primeros días del año en Acapulco han sido extorsionados y asesinados dirigentes, propietarios y choferes de taxis, camionetas Urvans y camiones.

El colapso del servicio –integrado por al menos 30 mil unidades– durante 10 días, causado por una serie de homicidios y amenazas, es inédito para el gremio de choferes que por décadas han recorrido las calles del puerto.  

Sin embargo, para los dirigentes transportistas, la extorsión ya no es un secreto a voces, sino un problema público. “Eso lo sabe la Guardia Nacional y la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional”, asegura Apolinar Segueda Dorantes, de la Unión de Transportistas Democráticos.

La incursión del crimen, desde 2005

“Estamos peligrando”, lamenta un taxista de unos 65 años en el séptimo día de suspensión de la mayor parte del transporte público de Acapulco, paro ordenado por el crimen organizado.

Faltan 15 minutos para la una de la tarde del 17 de enero último. Sobre la costera Miguel Alemán el conductor que por décadas ha recorrido avenidas y calles del puerto asegura que es la primera vez que han padecido esta situación.

“Hay una orden de que no quieren ver taxis parados, haciendo sitio, ni camiones, ni Urvans, ni colectivos tampoco. Uno que otro andamos”.

–¿No tienen miedo?

–Pues uno está trabajando

–¿Pero por qué no quieren que trabajen?

–Pues quién sabe; no sabemos, no se sabe. Ya ve que ahorita el Ejército, la Guardia (Nacional) andan acarreando el pasaje porque no llega el transporte. Es lo que no sabemos; nosotros estamos peligrando.

Así ha sido el regreso al trabajo de este conductor de piel bronceada y surcos en el rostro. En octubre último el huracán Otis dejó fuera de circulación su vochito de salpicaderas azules. Son las últimas unidades que se ven en este destino turístico golpeado por desastres naturales, la violencia y gobiernos omisos.

Apolinar Segueda Dorantes, legendario líder de la Unión de Transportistas Democráticos (UTD), es claro: “El crimen organizado está extorsionando a los transportistas de Acapulco con el pago del derecho de piso y cuotas.

“¿Es un secreto a voces? ¡Nombre!, ya no es secreto a voces. ¡Eso es público y a gritos que cada sitio da cuota! Eso lo sabe la Guardia Nacional, la Sedena.

“Claro que me consta… Han asesinado a mis compañeros y lo van a seguir haciendo si ese fenómeno no se resuelve con diálogo, consensos, de manera democrática, con alternativas. Es un problema muy estructural, se debe resolver a fondo”.

Segueda Dorantes recuerda que la incursión de la delincuencia organizada en el transporte público se dio en 2005, en el gobierno del empresario Zeferino Torreblanca, postulado por el PRD. Era el primer gobierno de alternancia al PRI en Guerrero.

En ese 2005 Félix Salgado Macedonio, hoy senador y padre de la gobernadora Evelyn, llegó a la alcaldía de Acapulco.

 “Ya se estaba empezando a meter el crimen organizado. Y te das cuenta porque ya había crímenes contra líderes”.

Citó el caso de Raúl Valenzo Catalán, del sitio Emiliano Zapata, en Chichihualco. “Desde que los líderes corruptos del transporte y los gobiernos omisos dejan entrar al crimen organizado se ha venido haciendo una mezcla de conflictos”.

Recuerda que no sólo han asesinado a choferes de combis o taxis, también a líderes conocidos de Acapulco, como Omar Reyes Campos, el 16 de abril pasado, cuando colocaba propaganda de la candidata presidencial Claudia Sheinbaum.

 La inclusión del crimen en los rieles de la economía del transporte, considera, se debe al divisionismo y desorganización que existen en las organizaciones y sus dirigencias.

 Además de la omisión de las autoridades ante el problema, explica que una semana después que dejó de circular el transporte en Acapulco, ni el gobierno municipal ni el estatal y menos el federal habían convocado a ningún líder.

 “A ver, transportistas: qué piensan de esos bloqueos, pues que los hace el crimen organizado. Y cómo podemos resolverlo, pues hay que organizarnos los líderes auténticos para que no se meta el crimen como si fueran los transportistas”, expone. 

Además, agrega, el gobierno estatal quiere operar con una ley de transporte expedida en la administración de Alejandro Cervantes Delgado (1981–1987), cuando había cinco mil transportistas. En la actualidad, sostiene, son más de 150 mil en todo el estado.

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